Mn. Rafael Méndez, Párroco de Nuestra Señora de los Ángeles
¿Qué le ha llevado a implicarse tanto en favor de las comunidades indígenas de Perú?
Somos parroquia de paso, en la que todo el mundo tiene cabida. Eso es algo que forma parte de nuestra identidad. Desde que ejerzo como párroco hemos conseguido trabajo a más de una decena de inmigrantes y la reagrupación de sus familias. Pero no sólo nos sentimos llamados a ayudar a los de aquí sino que nos sentimos en la obligación de participar activamente en la llamada misión ad gentes de la Iglesia. Nos sentimos parroquia misionera, y hemos descubierto que eso nos enriquece mucho. Creo que eso nos hace mejor parroquia, más fiel al Evangelio, a la vez que respondemos a los nuevos signos de los tiempos.
Catedrático del IQS, párroco de una activa parroquia barcelonesa y misionero en su tiempo libre... ¿de dónde saca las fuerzas?
Evidentemente del Señor. No obstante, he de confesar también que soy activo por naturaleza. Me gusta trabajar, hacer cosas y sobre todo ser eficiente. Todo eso, sin embargo, no tendría ningún valor si no lograse trascender todo lo que hago. Es Dios quien me llama y quien da sentido a toda mi acción. La misión me enriquece, me ofrece otro punto de vista, y me ayuda a interpretar mejor el mundo.
¿Vale, pues, la pena el esfuerzo?
Sin duda. Las experiencias vividas me han enriquecido mucho como persona y como sacerdote. Me interpelan y cuestionan constantemente. Antes de ser sacerdote había viajado mucho, también como voluntario, pero no había vivido tan intensamente la misión.
Tanto es así que puedo decir que en Perú he celebrado algunas de las eucaristías más hermosas y emotivas de mi ministerio sacerdotal.
Samuel Gutiérrez
Periodista
Catalunya Cristiana